Cuando en la escuela se pasaba lista, cada uno de los alumnos y alumnas debían decir “presente”. En ese momento no me ponía a pensar si realmente estaba presente. Por las vueltas de la vida, me toca compartir todas las mañanas con mi hija hasta que ingresa a la escuela; siempre me pregunto ¿seguirán pasando lista? Por lo anterior, cuando llego a la oficina, la mayoría del equipo ya está en su puesto de trabajo.
Esto me permite realizar una de las tareas más importantes de mi día: saludar a mis compañeros y compañeras. Esto me implica hacer un recorrido por las diferentes salas, oficinas y puestos. Cada interacción me brinda energía, sin importar si es solo un apretón de manos, un beso, o una breve conversación de temas laborales y/o personales. Por día son de 30 a 40 interacciones.
Para cuando llego a mi puesto de trabajo, en el área de innovación, el saludo de cada uno me ha dejado lleno de energía, nuevas ideas e iniciativas para afrontar el día, lo cual es vital en este campo y podría asegurar que aplica a cualquier cargo o área.
¿Qué es lo más desafiante?
Sacar las etiquetas a las personas. Una de las que más me costó es el cargo. Ya que cada uno implica cosas, por ejemplo, la sensación de estar molestando a gente importante y muy atareada no fue fácil de quebrar. También influye el género porque puede determinar el tipo de saludo y la forma de relacionarse. Otras etiquetas difíciles de quitar son las que colocamos nosotros de su personalidad, o las que otras personas nos trasmitieron. Todas condicionan algo tan simple como un saludo de buenos días.
¿Se pueden quitar todas las etiquetas?
No parece fácil. En la medida de que somos conscientes, algunas se pueden quitar, y otras simplemente nos damos cuenta de que nos condicionan, es un ejercicio de revisión constante el conseguir removerlas y no dejar que coarten nuestra manera de relacionarnos.
¿De dónde proviene la energía?
De la interacción diaria con las personas que conforman nuestros equipos. Al interactuar, nos recargamos, recordamos que estamos vivos, que pertenecemos al mismo equipo, que tratamos de dar lo mejor y que podemos enfrentar la serie de cosas que nos quitan energía día a día, como el simple hecho de usar dispositivos, que en mi caso es un must.
¿Y la innovación?
A través de este pequeño check-in ya estamos propiciando la innovación. Sorprende que el simple hecho de dejar el canal abierto facilita la colaboración posterior, donde mejoramos los procesos, las soluciones o los servicios.
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